La revolución de la Inteligencia Artificial está inundando nuestras redes sociales y profesionales de novedades legislativas, como es el caso de la Unión Europea o de Japón.
Recientemente, hemos tenido noticia de que la Asamblea General de las Naciones Unidas había aprobado con fecha 21 de Marzo de 2024 la primera resolución en el ámbito de la Inteligencia Artificial.
Esta resolución fue aprobada por unanimidad y tiene como objetivos establecer límites con respecto al uso de la Inteligencia Artificial. Ello implicará, adicionalmente, que su desarrollo sea seguro, intentando paliar y reducir las posibles desigualdades entre países.
Aunque no es vinculante y, excluye la Inteligencia Artificial militar, el documento ahonda en los beneficios potenciales de la utilización de la Inteligencia Artificial, así como en el respeto por los Derechos Humanos.
La propia Linda Thomas-Greenfield, Embajadora de los Estados Unidos de América ante Naciones Unidas reiteró la integración global y equitativa de la Inteligencia Artificial en todos los territorios como principio rector del impulso de la Inteligencia Artificial.
Por su parte, la Vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris señaló que era un orgullo esta resolución, ensalzando que el Presidente, Joe Biden estaba comprometido con el desarrollo de una legislación sobre la Inteligencia Artificial.
Incluso, el Secretario General de la ONU, António Guterres, mencionó que la regulación de la Inteligencia Artificial era una de sus prioridades, para finalizar su intervención señalando que pretendían reducir los sesgos y discriminaciones que pudiesen surgir.
Debemos tener en cuenta que el boom de la Inteligencia Artificial surgió como consecuencia de la IA generativa ChatGPT a finales del 2022, irrumpiendo en nuestras vidas y dando respuestas a aquellas cuestiones que le planteábamos.
Y es que previamente a este documento aprobado el pasado 21 de Marzo de 2024, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha estado discutiendo activamente en materia de Inteligencia Artificial y, entre otros puntos:
- Ética y Derechos Humanos: Se dota de gran importancia al respeto por los principios éticos y Derechos Humanos fundamentales.
- Transparencia y responsabilidad: Garantizando así, que las decisiones sean comprensibles y justas.
- Seguridad y privacidad: Particularmente, en áreas como la vigilancia y el reconocimiento facial.
- Equidad y acceso: Mitigar la brecha digital y garantizar el acceso a la Inteligencia Artificial y que sus beneficios sea equitativo.
- Desarrollo sostenible: La Inteligencia Artificial puede contribuir a los objetivos de desarrollo sostenible y garantizar que su implementación no tenga efectos adversos.
Por tanto, hemos de estar actualizados en esta materia, toda vez que en los últimos meses hemos experimentado grandes avances de índole legislativa.