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IA y cultura organizacional: el futuro empieza con las personas

26 sep., 2025 16
IA y cultura organizacional: el futuro empieza con las personas

En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser una promesa futurista a formar parte del día a día en muchas empresas, grandes y pequeñas. Recientemente, Factorial presentó un informe que pone el foco en cómo la IA y la digitalización están transformando a las PYMEs, sus procesos y, sobre todo, las vidas de quienes trabajan en ellas. Este artículo analiza esos hallazgos desde la óptica humana: qué significa para los empleados, los directivos, los puestos intermedios, y para todos los que comparten un despacho.

Transformación digital + IA = oportunidad para las personas

Uno de los grandes mensajes que se desprende del informe “Digitalizarse o morir” de Factorial es que digitalizar no es solo una cuestión técnica o de negocio: es una inversión en las personas. Según la encuesta realizada a más de 150 CEOs, directivos y responsables de recursos humanos de PYMEs, quienes han apostado por herramientas digitales e IA han experimentado: [RRHH Digital]

- Mejoras en rentabilidad: las empresas digitalizadas no solo optimizan procesos, sino que consiguen resultados económicos tangibles.

- Reducción de costes: muchos declaran que han ahorrado entre un 10 % y un 30 % gracias a la digitalización.

- Mayor competitividad: quienes integran nuevas tecnologías ganan agilidad, disminuyen tiempos muertos y responden mejor al cambio.

Para los empleados, esto puede traducirse en menor carga administrativa, menos tareas repetitivas, más claridad en roles y tiempos, y la posibilidad de centrar su energía en lo que aporta valor: creatividad, relaciones interpersonales, estrategia.

Retos que sienten las personas en el despliegue

Pero no todo es sencillo ni automático. El informe también destaca diversos obstáculos que afectan a las personas en su día a día:

- Resistencia al cambio: no solo como miedo a lo desconocido, sino por falta de capacitación, inseguridad sobre el futuro del puesto, o desconfianza en que la tecnología comprenda el contexto humano. [Psicología y mente]

- Brechas de conocimiento y habilidades: no todos los empleados tienen la misma facilidad o interés por aprender nuevas herramientas digitales o de IA. Esto puede generar desigualdades internas, tensiones y barreras para quienes tienen menos formación técnica. [Wearedrew]

- Cultura organizacional: donde la dirección no lidera con ejemplo, se perciben procesos impuestos en lugar de acompañados. Las personas se sienten más cómodas y colaboran mejor si se les da espacio para aportar, equivocarse y adaptarse. [Harvard]

- Preocupaciones éticas y de privacidad: el uso de datos, la transparencia de los algoritmos, la confianza en cómo se toman decisiones automáticas, todo ello genera inquietud. Es importante que los empleados sepan qué tipo de IA se usa, con qué datos, con qué criterios, quién supervisa. [Arxiv]

Lo que las personas valoran cuando la IA funciona bien

Cuando estos retos se gestionan con conciencia, los resultados positivos percibidos por las personas se multiplican [Factorial]:

- Empoderamiento: sentir que la tecnología les ayuda, no les reemplaza; que libera tiempo para tareas más humanas, más estratégicas.

- Mejor toma de decisiones: cuando los datos son accesibles, comprensibles y útiles, los empleados pueden tomar decisiones informadas, no solo seguir órdenes o intuiciones.

- Transparencia y confianza: saber por qué una herramienta produce un resultado, qué criterios intervienen, quién audita o corrige fallos.

- Desarrollo profesional: formación continua, mejora de competencias digitales, cumplimiento de nuevos roles híbridos (parte humano, parte tecnológico), posibilidad de avanzar en la organización.

Claves para que la IA realmente beneficie a quienes trabajan en la empresa

Con base en lo que reporta Factorial y otras fuentes (como los estudios de Deloitte sobre IA generativa en España), estas son algunas recomendaciones que pueden marcar la diferencia humana:

Formación adaptada

Sesiones prácticas, apoyo personalizado, tiempo para aprender. No basta con ofrecer cursos, hace falta acompañamiento.

 

Participación activa

Involucrar a los empleados en la selección de herramientas, en los procesos piloto, escuchar sus feedbacks y ajustar.

 

Comunicación clara y ética

Explicar qué datos se usan, con qué finalidad, qué implicaciones tiene la automatización; establecer garantías de privacidad.

 

Liderazgo visible

Que los directivos usen las herramientas, que muestren errores, aprendizajes, que den permisos para experimentar.

 

Equidad digital

Asegurar que todos los niveles tengan acceso, no solo los más técnicos; cerrar desigualdades por edad, rol, experiencia.

 

Expectativas vs realidades: el caso de España

El interés por la IA generativa en España está creciendo. Según un informe de Deloitte, aunque solo un 34 % de las empresas aseguran tener un nivel alto o muy alto de conocimiento de IA generativa, cerca del 46 % de los directivos afirma tener un interés muy alto por estas tecnologías.  

Además, el 72 % de las empresas prevé aumentar su inversión en IA en el próximo año fiscal, y más de un cuarto espera que ese incremento sea muy significativo (más del 20 %). De nuevo, esto señala una brecha: entre lo que se quiere adoptar y lo que realmente se domina. [Deloitte]

Conclusión: personas como eje de la IA

El informe de Factorial confirma algo que ya muchos intuían: la verdadera transformación digital no está en la tecnología en sí, sino en cómo ésta afecta a las personas. Automatizar tareas, usar IA para análisis o decisiones, digitalizar procesos: todos esos avances tienen sentido si sirven para mejorar la vida laboral, la satisfacción, la productividad y la equidad dentro de la empresa.

Para los despachos profesionales, despachos jurídicos, oficinas contables, asesorías, etc., esto tiene implicaciones prácticas:

- Formar al equipo no solo en el uso de la herramienta, sino en cómo trasladar el valor humano que él aporta en un entorno con IA.

- Evaluar qué tareas pueden automatizarse sin perder conexión con los clientes, con la experiencia humana.

- Ser transparente con clientes también: si usamos IA para generar análisis, documentos, informes — explicar al cliente qué hacemos, con qué garantías.

La IA no es un fin en sí misma, sino un medio para que quienes trabajan en la organización puedan realizar mejor su trabajo, sentir que aportan, crecer y estar preparados para el presente y el futuro. Cuando se piensa así, la IA deja de ser una amenaza y se convierte en una promesa tangible.