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Un virus artificial creado por IA desafía a la ciencia y promete acabar con las bacterias resistentes

06 oct., 2025 11
Un virus artificial creado por IA desafía a la ciencia y promete acabar con las bacterias resistentes

La ciencia acaba de cruzar una frontera que hasta hace poco pertenecía a la ciencia ficción. Investigadores de la Universidad de Stanford, liderados por Brian Hie, han logrado crear los primeros virus viables generados por inteligencia artificial, capaces de atacar bacterias resistentes con una precisión sin precedentes.

La noticia, publicada por Cadena SER (1 de octubre de 2025), marca un antes y un después en la biología sintética. Por primera vez, una IA no solo ha predicho estructuras genéticas, sino que ha escrito secuencias de ADN completas que dan lugar a virus funcionales, diseñados específicamente para destruir bacterias peligrosas para el ser humano.

Así se crearon los nuevos virus

El equipo de Stanford utilizó modelos de inteligencia artificial generativa entrenados con millones de genomas de bacteriófagos —virus que infectan exclusivamente bacterias—. A partir de este entrenamiento, la IA diseñó más de 300 genomas sintéticos, de los cuales 16 demostraron ser completamente funcionales.

Estos virus de IA fueron capaces de destruir cepas de Escherichia coli altamente resistentes, e incluso superaron en eficacia al fago natural ΦX174, uno de los más estudiados por la ciencia.

“La naturaleza no está haciendo su trabajo como es debido; por eso decidimos crear un virus artificial que pudiera hacerlo mejor”, señaló el investigador principal, Brian Hie, en declaraciones recogidas por MIT Technology Review.

El resultado: virus de precisión milimétrica, entrenados para atacar solo bacterias específicas y respetar el microbioma humano. Una promesa de medicina de precisión frente a las infecciones más difíciles.

Adiós antibióticos, ¿hola virus de IA?

El hallazgo podría revolucionar el tratamiento de infecciones resistentes a antibióticos, uno de los mayores desafíos de la medicina moderna.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la resistencia antimicrobiana causa ya más de 1,27 millones de muertes al año y amenaza con convertir infecciones comunes en potencialmente mortales.

En este contexto, los virus sintéticos de IA podrían reemplazar parcialmente a los antibióticos en casos extremos, ofreciendo terapias personalizadas capaces de eliminar bacterias concretas sin afectar al resto del organismo.

El profesor Hie describe esta tecnología como una forma de “fagoterapia de nueva generación”, diseñada no solo para atacar bacterias, sino para hacerlo de forma programable y evolutiva, ajustándose a mutaciones futuras.

Riesgos, dilemas y bioseguridad: la otra cara del avance

Aunque el entusiasmo científico es enorme, los riesgos también lo son.
El experimento ha reabierto el debate sobre la bioseguridad y el uso dual (dual use) de la biotecnología asistida por IA: herramientas capaces de salvar vidas podrían, en teoría, ser usadas con fines destructivos.

La comunidad científica insiste en que estos virus fueron creados bajo estrictas condiciones de laboratorio, sin capacidad de infectar células humanas. Sin embargo, los expertos advierten de que la IA no debería operar sin regulación en ámbitos tan sensibles.

El Center for Health Security de EE. UU. publicó en septiembre un informe en el que pide una gobernanza global de la biología sintética, con protocolos de auditoría, trazabilidad de modelos y licencias éticas de desarrollo [Johns Hopkins]

Por su parte, la Comisión Europea trabaja ya en un marco regulatorio para tecnologías biológicas emergentes, dentro del AI Act, para garantizar que los sistemas de IA en laboratorios sigan principios de seguridad, supervisión humana y evaluación de impacto biológico.

Entre la esperanza y el riesgo

Los investigadores insisten en que su creación no es un organismo vivo en el sentido tradicional, sino un modelo de ADN viral sintetizado bajo condiciones controladas.

Aun así, los expertos en bioética piden precaución. El Comité de Bioética de España ya señaló en su informe anual de 2025 que “el desarrollo de vida artificial mediada por IA requiere límites transparentes y supervisión pública constante”.

El reto, como ocurre con todas las revoluciones tecnológicas, será encontrar el equilibrio entre innovación y precaución.

Demasiado control puede frenar descubrimientos vitales; muy poco, abrir la puerta a riesgos biológicos imprevisibles.