
En medio del avance tecnológico, la automatización y la inteligencia artificial, se abre un nuevo frente de discusión pública: ¿debería la administración ofrecer herramientas gratuitas para hacer la declaración de impuestos? Y, sobre todo, ¿qué pasará con las empresas tecnológicas que hoy viven de ayudarte —por un precio— a cumplir con el fisco?
La paradoja americana: pagar para pagar
En Estados Unidos, a diferencia de muchos países europeos, presentar la declaración de la renta no es un trámite sencillo ni gratuito. Millones de ciudadanos contratan cada año servicios como TurboTax, el popular programa desarrollado por Intuit, para poder cumplir con sus obligaciones fiscales.
Intuit ha convertido este problema en un negocio multimillonario. Solo en 2024, su software fue utilizado por más de 40 millones de contribuyentes, generando ingresos que representan una parte clave de su beneficio operativo. Pero un nuevo proyecto de ley amenaza con cambiar esta realidad.
¿Qué dice la nueva propuesta legislativa?
En el Congreso estadounidense se está tramitando un proyecto de ley que propone la creación, en un plazo de 90 días, de un grupo de trabajo para explorar un sistema gratuito de declaración de impuestos. La idea: que el propio gobierno ofrezca una herramienta directa y sin coste para los ciudadanos.
Aunque aún no se ha definido si se tratará de una plataforma pública o de una colaboración con empresas privadas, el simple hecho de que se plantee una opción oficial y gratuita ya ha generado un terremoto en el sector. Algunos analistas afirman que hasta el 20% del beneficio operativo de Intuit está en juego si la herramienta gubernamental se convierte en una alternativa real para el contribuyente medio.
Direct File: el primer paso del IRS
El IRS (la Agencia Tributaria estadounidense) ya ha lanzado en fase piloto su plataforma Direct File, que permite a los ciudadanos de algunos estados presentar su declaración federal sin intermediarios. Aunque todavía es limitada, representa una clara apuesta por un futuro en el que hacer la renta sea tan simple como revisar un borrador, tal y como ocurre en países como España.
¿Y si Hacienda te hiciera el trabajo?
La pregunta de fondo no es solo tecnológica, sino política: ¿hasta qué punto debe el Estado facilitar que el ciudadano cumpla con sus obligaciones sin depender de terceros? Y más allá: ¿qué ocurre cuando el interés público choca con modelos de negocio consolidados?
En muchos países, los gobiernos ya envían propuestas de liquidación listas para confirmar. Pero en otros, como EE. UU., el proceso sigue siendo tan complejo que los propios ciudadanos se han convertido en clientes de empresas que les cobran por interpretar su situación fiscal. Una situación que podría cambiar radicalmente.
Lo que está en juego
Este debate trasciende fronteras. En plena era de la digitalización de las administraciones públicas, la cuestión es clara: ¿ofrecerán las agencias tributarias herramientas gratuitas, inteligentes y automáticas para cumplir con Hacienda? ¿O seguirá siendo un negocio exclusivo de las tecnológicas?
En cualquier caso, el movimiento iniciado en Estados Unidos puede ser el comienzo de una transformación más profunda que afecte a cómo los ciudadanos de todo el mundo se relacionan con sus impuestos… y con las empresas que han capitalizado durante décadas la complejidad fiscal.